octubre 02, 2009

Capítulo V "Entre Amigos y Rarezas"

Capitulo V “Entre amigos y Rarezas”

Me encontré con la mirada de mi amigo Jack, quien se veía preocupado, ¿mi cara reflejaría tanto miedo?, lo mas seguro era que si y era lógico, me había llevado tremendo susto cuando sentí su brazo sujetando el mío.
--Tam ¿estas bien?, te estuve llamando desde la casa pero creo que no me escuchaste— me dijo. Tardé varios segundos en contestar o no se si fueron minutos, por que el hizo señas frente a mi cara.
--amm… si bien, estoy bien—dije torpemente.
--estas muy agitada, pareciera que venias corriendo, ¿qué pasa?—
--nada, no pasa nada… solo decidí salir a correr un poco y pues estaba tan concentrada que no te escuche—dije.
--ooohhh ya veo… pero Tam tu casa esta a diez cuadras de aquí, pudo haberte pasado algo, ya es tarde—me dijo nuevamente. ¡Diez cuadras!, ¿había corrido tanto en tan poco tiempo? me sorprendí mucho cuando vi el nombre de la calle, era cierto que estaba a esa distancia de mi casa, pero estaba tan preocupada tratando de alejarme de aquello que pudiera estarme siguiendo que no puse atención siquiera a donde me encontraba. Miré mi reloj y también fue cierto que ya era tarde, eran las doce de la noche, obviamente también había perdido la noción del tiempo. La sensación de frío se había ido, pero aun sentía como si alguien me observara y me aterré del solo hecho de pensar en estar sola a media noche y en la calle.
--Jack… ¿podrías llevarme a casa?—
--Claro Tam, eso no tienes ni que preguntarlo, anda, vamos por el auto—dijo y comenzamos a andar, realmente pareciera que toda la escuela se encontraba en aquella casa. Chicos y chicas me saludaban y yo solo respondía con una leve sacudida de mano y un “hola” mientras seguía caminando detrás de Jack.
--Tam, pensamos que no vendrías—me dijo Julissa cuando las encontramos.
--sinceramente que bueno que ya estas aquí, ya comenzaba a hartarme de que Jack preguntara cada 5 minutos si vendrías— dijo Aline riendo, mientras la cara de Jack se ponía completamente roja de vergüenza. Yo solo le dí una pequeña sonrisa.
Me despedí de mis amigas, la verdad me sentía cansada, y no era para más, había corrido más de lo que hubiera imaginado correr. Llegamos al auto y Jack abrió la puerta para mi, siempre lo hacía así es que no era novedad; me subí mientras el oba alrededor del auto para llegar al asiento del copiloto, cuando estuvo adentro encendió el auto y comenzamos a andar hacía mi casa.
--Así que… ejercicio ¿he?—comenzó a decirme en tono sarcástico.
--Si—respondí.
--Creí que te habían prohibido hacer cualquier actividad de ese estilo… mira Tam yo…--comenzó a decirme.
--Jack, Jack… estoy bien, en verdad. Me sentí bien y decidí salir, eso es todo—
--oohh… está muy bien pero, si te sientes mal o algo tu sabes que yo ahí estaré—
--si lo sé, gracias—le dije dándole nuevamente una pequeña sonrisa, ahora de agradecimiento. Sabía que yo le gustaba, me lo demostraba a cada instante, todo el pueblo lo sabía, y en cierto punto me sentía mal de no poderle corresponder, el se merecía alguien que en verdad pudiera quererlo de la forma en que el era capaz de entregar su corazón; realmente no merecía esperar a que el cariño que yo sentía por el cambiara y se transformara en el amor que el esperaba, estaba segura de que jamás crecería de esa manera, y tampoco sería justo que yo le diera la oportunidad y terminar lastimándolo. Definitivamente eso era algo que no quería. Ese pensamiento estaba en mi cabeza mientras miraba por la ventana del auto, repentinamente logré ver una sombra que pasó junto al auto haciendo que me sobresaltara.
--¿Qué pasa Tam?—pregunto un preocupado Jack.
--amm… no, nada. Era solo un gato que me asustó—mentí mientras nuevamente aquel frío se apoderaba de mi cuerpo, haciendo que la carne se me pusiera de gallina y me estremeciera completamente. Miré nuevamente por la ventana del auto y me sorprendí de ver que ya habíamos llegado a mi casa. Jack se acercó y tocó mi frente.
--Tienes fiebre Tam, será mejor que entres a tu casa a descansar—dijo un tanto preocupado.
--no, estoy bien, muy bien… gracias por traerme—dije mientras bajaba del auto.
--no tienes que agradecerme, sabes que lo hago con mucho gusto—dijo mientras se acercaba un poco mas a mí y tomaba mi cara entre sus manos, trazando el contorno de mi boca, mi cejas y mi barbilla. Me sentía realmente incómoda, estaba demasiado cerca de mi cara y no encontraba forma de alejarme sin que se viera mal. Acercó su cara un poco mas dejándome sentir su cálido aliento y juntó sus labios con los míos.
Definitivamente eso era algo que no esperaba que el pudiera hacer, me quede inmóvil, con mis brazos descansando a los costados de mi cuerpo. Sus labios eran suaves y su beso estaba lleno de ternura, pero me obligué a alejarme de él. El abrió sus ojos rápidamente sintiendo como me apartaba, mientras yo miraba del césped a el y viceversa, sin saber que hacer ni que decir.
--Lo siento… no debí… pero no pude…--
--esta bien, no pasa nada pero, Jack… no puedo. Tu sabes perfectamente lo que siento por ti, y créeme que me duele mucho no poder sentir lo mismo que tu, eres mi mejor amigo y no quiero lastimarte, por favor entiéndeme—mis ojos comenzaban a ponerse vidriosos y me obligué a mirar a otro lado, evadiendo su triste mirada. ¡Demonios! Me sentía la peor basura en el universo por decirle aquello, pero no podía mentirle, definitivamente en el amor no se manda.
--si lo sé… sé perfectamente cuales son tus sentimientos hacia mi, pero es inevitable, no te pido mucho, solo que me sigas dando el placer de ser tu amigo, con eso me basta pero… aun albergo una esperanza de que tal vez, solo tal vez un día me quieras como yo—me decía, mientras sus ojos se ponían rojos y vidriosos por las ganas de llorar. Me acerqué a el y rodeé su torso con mis brazos, era un poco mas alto que yo, haciendo que mi cabeza quedara a la altura de sus hombros, dejando correr la pequeñas lágrimas por mis mejillas.
--todo seguirá como antes ¿cierto?—pregunté aun contra su cuerpo.
--cierto—dijo mientras acariciaba mi cabello. Nos alejamos y sonreí, era verdaderamente guapo, pero desgraciadamente no era lo que se podría decir “mi tipo”. Entré a casa para después asomarme por la ventana y ver como Jack se iba en su auto.

La casa aún estaba sola, y estaba segura de que mis padres no llegarían esa noche. Ya lo habían hecho otra veces, así es que no era nada fuera de lo común quedarme sola toda la noche. Encendí el televisor y fui hacia la cocina, el hambre comenzaba a cobrarme factura, pero nada del refrigerador era exactamente lo que quería, así que mejor opte por una manzana y un plátano y fui hasta el sofá frente a la TV.
No me había percatado de que la ventana estaba abierta hasta que sentí la brisa del aire soplando, era cálida y agradable, pero repentinamente se tornó fuerte y violenta entrando en la estancia donde me encontraba, haciendo que lámparas, retratos y otras cosas que se encontraban en la sala cayeran o salieran volando por algún lado. Corrí hacia la ventana para cerrarla, pero había una fuerza extraña que se oponía haciéndome luchar fuertemente, trataba y trataba pero aquello era más fuerte que yo , todo pasó muy rápido, sentí como alguien empujaba contra mi cuerpo y vi unos intensos ojos rojos posándose en la ventana viendo directamente hacia mi mientras aterrada caía hacia atrás. Se vio el relampaguear del cielo seguido de truenos que ensordecían y un estruendoso golpe que venía de un lugar cercano. El televisor se apagó. La oscuridad se apoderó de la habitación mientras cerca de mi un pequeño rayo rojo salía disparado hacia el cielo y explotaba como si fueran fuegos artificiales. Sentí un golpe sobre mi cabeza y caí sobre la fina alfombra que cubría el piso de la sala.


Desperté y vi el desorden en que había quedado, el televisor nuevamente encendido y las luces también, miré el reloj de la estancia y me sorprendí (como todo ese día me había pasado) de ver que ya eran las tres de la mañana. Me levanté sintiendo el intenso dolor del golpe en mi cabeza mareándome un poco. Me lleve las manos al punto de dolor y me encontré con un pequeño rastro de sangre en lo alto de mi frente, torpemente me dirigí al baño que se encontraba en la parte baja de mi casa y me miré en el espejo. Había un rastro de sangre seca por el contorno de mi cara del lado derecho. Me incliné hacia el lavamanos y me lavé la cara, sintiendo una pequeña punzada de dolor al caer el agua sobre la herida.
Recordé el fuerte ruido que había escuchado, pero supe que no era posible que fuera dentro de la casa. Caminé hasta la puerta y la abrí lo suficiente para ver lo que había pasado. Un árbol de una casa cercana había caído sobre el auto del vecino quien ya estaba afuera evaluando los daños, me vio y sonrió tristemente haciendo un gesto con la mano. Cerré la puerta y comencé a ordenar aquello, terminé rápido y subí a mi habitación, analizando todo lo que me había pasado aquel día. El sueño había sido raro como siempre, aquel hombre me era extrañamente familiar pero no podía ubicarlo, pero ¿que era todo esa escena que había visto?, ahora no podría averiguarlo, demasiadas cosas estaban pasando. Aquellas sombras que me persiguieron ¿habían sido real? O solo un producto de mi imaginación. Luego aquel aire que no parecía lógico, aquellos ojos rojos, el rayo en explotando en el cielo, ¿¡Qué demonios estaba pasando!? Tenía que saber de alguna u otra manera, pero no ahora porque estaba realmente cansada. Me metí en la cama y en cuanto toqué la almohada entré al mundo de los sueños.

Una pareja estaba sentada sobre una manta en un lugar muy bello cerca de una laguna tomados de las manos muy cerca el uno del otro, se acercaron un poco mas hasta juntar sus labios en un tierno beso bajo la luz del atardecer, claramente estaba de día de campo; era casi hipnótico ver aquella hermosa escena. Me acerqué más y casi pude sentir como mi corazón se paraba, la chica que estaba ahí era yo, o alguien exactamente como igual a mi, el era el chico que había visto hace un rato, el de los ojos verdes que parecían hipnotizar. Gritos y ruido de armas comenzaron a escucharse verdaderamente cerca, se levantaron alarmados y comenzaron a recoger las pocas cosas que traían con ellos y empezaron a correr juntos, instintivamente corrí tras de ellos. Iban con las manos entrelazadas corriendo como les era posible mientras aquellas personas evidentemente se iban acercando, no se por cuanto tiempo mas corrí detrás de ellos, por un momento perdimos (incluyéndome por ir detrás) a quienes fueran aquellos sujetos que los perseguían y ella se detuvo a descansar sobre una gran roca.
--pase lo que pase siempre te amaré, no lo olvides—le dijo el hombre acercándose a ella, sosteniendo su cara para que lo mirase mientras las lágrimas corrían por el rostro de la chica que se encontraba tal y como yo me hubiera sentido, muerta de miedo.
--Lo sé, pero… ¿porque nos hacen esto?, habiendo tantas chicas en el pueblo que querrían estar con el tuvo que elegirme a mi… ¡es todo tan injusto!—le respondió ella, y casi me sentí morir nuevamente al escuchar que hablaba igual a mi también. El la jaló un poco y la apoyo contra su cuerpo en un fuerte abrazo, era perfecto como se amoldaban perfectamente, como uno completando al otro. Se miraron por unos segundos y se besaron como si fuera la última vez que se vieran, había amor, ternura e incluso pasión en aquel beso que hizo que me estremeciera y casi llorar.
--será mejor que nos separemos, estoy seguro que irán por mi, el me quiere muerto. Así tu tendrás tiempo de escapar, pero te prometo que volveré por ti, no importa como pero te encontraré—le dijo a ella cuando se separaron un poco aun teniéndola en sus brazos. Se escucharon los caballos cerca y entonces era de hora de escapar nuevamente, a último minuto pude reconocer el atuendo de ella y supe cual era la escena que seguía, correría tratando de escapar hasta caer al vacio. ¡Era una desgracia! el jamás podría encontrarla nuevamente, al menos no con vida. Era algo que no me gustaría ver, por que lo había sentido ya en una ocasión.

Se dieron un pequeño último beso de despedida y ambos se dirigieron por caminos diferentes. Me decidí seguirlo y saber cual era la otra parte ahora que todo comenzaba a cobrar un poco de sentido. El corría igualmente por entre los árboles abriéndose camino ágilmente; después de lo que parecieron ser horas corriendo detrás de el se detuvo inspeccionando el terreno. Se pasó con frustración las manos entre su despeinado cabello y soltó un fuerte suspiro, giró rápidamente y con un puño golpeó fuertemente el tronco de un viejo árbol y dejo descansando su frente sobre el.
--Así te quería encontrar—dijo una voz maliciosa que hizo que tuviera escalofríos de solo escucharla. —Solo y desamparado—terminó aquella voz. Giré hacia la dirección de donde provenía, justo cuando el chico de los ojos hipnotizantes hacía lo mismo.
Un hombre vestido con elegantes ropas de la época se encontraba a solo unos metros de distancia, su cabello estaba perfectamente peinado hacia atrás y sus ojos eran de un tono grisáceo; Sus facciones duras pero con un matiz de delicadeza que lo hacía ver atractivo pero definitivamente peligroso.
Se encontraba blandiendo una gran espada y peligrosa espada cerca de su cuerpo mientras iba acercándose a donde estábamos parados.
---sabes que tienes que pagar por tu mal comportamiento y de eso me encargaré personalmente—dijo nuevamente el ahora nuevo extraño sujeto.
--Adelante haz lo que quieras, aun así jamás estará contigo aun así sea lo último que haga—.
--Exactamente, vemos que tienes un poco de inteligencia, en eso me ayudarás tú...—
--en verdad crees que te ayudaría—
--¡Claro! Si tu dejas de existir ella no tendrá mas remedio que aceptar lo que se ha acordado, es inteligente también y sabe que nadie le podría dar una vida mas buena que yo—
--¿Crees en verdad que será tan fácil?—dijo el chico de los ojos verdes.
--Déjame pensarlo… Si… veamos, estas aquí solo y sin ningún tipo de arma…--comenzó a decir con su maliciosa voz. –y estoy yo solo también, pero ah! Tengo un arma conmigo, creo que eso me dará una muy buena ventaja ¿no crees eso?—continuó ya estando relativamente cerca. Finalmente volvió a acercarse y entonces solo logré ver que el chico de los ojos verdes caía de rodillas en la firme tierra mientras el otro sujeto comenzaba a alejarse desincrustando la espada del cuerpo. Sonrió con satisfacción entonces se alejó un poco mas para contemplar la escena.
--resultó ser más fácil de lo que imaginé, no volverás a ser un estorbo Douglas—dicho esto dio media vuelta y se alejó. Mientras al que se había identificado como Douglas yacía en el suelo alrededor de un pequeño charco de sangre que iba creciendo mediante pasaban los segundos.

0 comentarios:

Publicar un comentario